Ahora se que llevo dos vidas esperándote. Mi cerebro atado en algún muro como un burro olvidado ha decidido separarse la costra reseca. Despojarse de mil amaneceres incrustados en los recovecos que forman los días que llevo esperándote.¡Oh bendita inspiración! ¿Dónde te metes en estos días en los que necesito jugar contigo…?
Cabecear hacia la derecha me convierte en parásito, perdiendo el ángel que me caracterizaba. No me lamento por la pérdida de aptitudes que nunca tuve, que sólo existieron en la imaginación del mediocre, pero ¿y tu?... ¿Dónde estás ahora?...
…………
Como siempre… en mi gruta te espero…
Oyendo Sabina y más Sabina
Quitando el polvo del retrato
Acariciando el letargo
Y luchando contra el tedio!
Cultivando inspiración
Suscribirse a:
Entradas (Atom)