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Yeah de las nalgas de yeah

Datos personales

Mi foto
TU SIEMPRE ACUERDATE DE LO QUE UN DÍA YO ESCRIBÍ PENSANDO EN TI...goytisolo!

Orgullo

¡ay con lo agusto que estaba yo con mi ChACHO!
¿ porqué,porqué me lo quieren arrebatar?... si con el CHACHO llamo yo a tó los MUCHACHOS y con el CHACHO cuando chica empecé a hablá!

Cuatro esquinitas tiene mi camA

cuatro chavorrillas que me la guardan...

eXtremoduro...sE hizo un claro

entre las nubes... hemos vuelto a ver el sol, como dos presos comunes en el tejao de una prisión...

YO mIsMa

¿Y de verdad importa el verdadero sentimientO?... ¿es esta una sala de curas para corazones heridos?...

,,,hAce algún tiempo...

Mejor que hable de lesbianas tercas
O de putas infantiles
O de bailes gasolina
Que nombre la cocaína
Las cuarentonas verdes
O las adolescentes reprimidas

...mALA Sombra...

Tocas las palmas como un hombre. Tus manos están viejas. ¿No te duelen cuando chocan una contra otra?... tu beso es como el beso de judas. Si muchos imaginasen…Dolores y tú, las contradicciones de mi vida.

Nosotras PutAs?

... pá puta tu puta madre!

Mg00@

Dios da la gloria a los valientes
la muerte a los aventureros
el olvido a los ateos
y la traición a los pensadores
no es un error quererte
sino hacerte caso...

.........

...Despierta, Extremadura de tu sueño,despierta, tierra mía, del letargo...

Cositas de antes

Número 3

Rafa empezó a trabajar como comercial a domicilio y tenía que recorrer las calles de la desconocida ciudad para realizar sus ventas. Ya ves, él, que era tímido y no sabía casi nada de ventas… ¿qué hacía el trabajando como comercial? Nada, no pintaba nada perdido en una ciudad que no conocía y que no le gustaba si no aparecía en su estampa la silueta de Sonia. Pero decidió quedarse desde la primera vez que la vio a ella.
Desesperado de no encontrar trabajo fue a la capital para probar suerte. A Rafa no le gustaba la algarabía de los coches, el ir y venir de la gente, el ruido en sí en el que te envuelve la ciudad cuando no estás acostumbrado a ella…
Le gustaría invitarla a su casa, la que tenía en el campo, para que caminase tranquilamente, con aquella cautela, como por la calle Rondeñas, observando cada curiosidad de la naturaleza, y coger nidos de los árboles y bañarse en verano en las riveras, escuchar a los ciervos en celo en septiembre y darle a probar agua del pozo en la vasija de lata las tardes de primavera que saliesen a silbar con las hojas de la jara ya en flor.
Haría cualquier cosa por que ella volviese a sonreírle como lo había hecho aquella mañana en la que a él empezó a terminársele el mundo.
Su familia era reservada. Él a simple vista podía parecer uno de esos chicos de pueblo que todo lo ven raro y que ya tienen treinta años pero no son autosuficientes para salir del cascarón. Encima ahora vivía con el miedo de no saber hacerlo. ¿Qué sentido tenía existir si Sonia no volvía a sonreírle?
Aunque algo tenía que haber que pudiese hacer para que ella se fijara el. ¿Pero qué era esa cosa? Si alguien viniese y le dijese que tenía que caminar por un puente, lo haría, lo haría a pesar de su vértigo, de su fobia a las alturas. Le daba mucho más miedo perderla, le daba miedo sentir estas cosas… si ni siquiera la tenía, ¿cómo era entonces posible perderla?....

Entre tanto, Sonia empezó a vivir con una sensación rara en el cuerpo. La mirada de Rafa, su vergüenza, su prudencia, su temor a lo desconocido, su educación… la forma en que la miró cuando ella se giró para ver quién era… Había visto en aquella mirada inquietudes, por algo, se notaba que la existencia de aquel chico no era un mero mecanismo, no como ella, que llevaba diez años amando a la misma persona, haciendo el amor con la misma persona todos los días, escuchando las mismas imprudencias de los clientes indignados, dando los buenos días y las buenas tardes con la sonrisa que embauca, pero que ella cada vez sentía más muerta. Sonreír no le costaba trabajo, ni le costaba trabajo ser amable con todo el mundo, ni hacer mil cosas a la vez, porque supo entonces que estaba mecanizada, que tenía un botón de encendido que se activaba cuando ponía los pies en el suelo cada mañana, igual que esas cafeteras que ella vendía y que tan bien conocía…
Solía volver de trabajar en autobús, a las tres de la tarde no le apetecía caminar como lo hacía por las mañanas, pues no hacía aire y la gente ya andaba con una intranquilidad que era lo que menos falta le hacía a ella. En la parada conoció a una chica que la pobre, parecía que no estaba bien de la mente. ¿Pero quién está bien de la mente? ¿Quién es el valiente que se atreve a asegurarse cuerdo? ¿Quién es el loco? ¿Qué es la locura? ¿Quién lo decide así?...
Su trabajo no le disgustaba, pero no le apasionaba….
Charlando con Carmen ( la chica que acababa de conocer) mientras cruzaban el puente, vio que la gente iba caminando, como si nada, mirando el agua, sintiendo incluso la brisa que se percibía desde allí arriba, le dijo a Carmen que no sabía cómo podía hacer eso la gente, que ella nunca había caminado por un puente, que se había puesto alguna vez, pero era avanzar unos pasos y tenía que retroceder… la sensación de caerse no la dejaba seguir, se fatigaba mucho, no podía soportarlo… Carmen le contó que ella tenía experiencia con los puentes, miro hacia la derecha y le contó que ese trozo de barrera que era diferente, la arrancó ella en un accidente que tuvo. Iban cinco personas en el coche, y murieron tres. Ella se partió cinco costillas y seis vértebras, traumatismo craneal y cristales por todo el cuerpo. Veinte días estuvo ingresada en la UCI. Sonia la miraba con la boca abierta, ni siquiera podía creerse lo que aquella chiquilla le estaba contando…
-Peero…. Tu estás bien… ¿cuánto hace de eso?.
-Dos años. A los siete meses yo ya estaba trabajando. Pedí a Dios que si me faltaba algo, fuesen las piernas, necesitaba mis manos para trabajar en la peluquería, la estética es mi vida…
- ¿A los siete meses?
-Sí, estoy segura que mi madre me echó un cable desde el cielo. Ella ha querido volver a darme la vida…
(Sonia la miró con cara de sorpresa) - …. ¿ Tu… madre?
-Sí, murió hace tres años. Y hace cinco perdí a mi niño con cinco meses…
-Uff… Tienes mucho mérito Carmen, superar todo eso no debe ser fácil…
-No lo es, cuesta mucho, no hay una sola vez que no pase por este puente que no de gracias a Dios por estar viva. Y me acuerdo de mi madre, y de mi niño… Y pienso que habrá gente que esté aún peor que yo. Por eso sigo adelante, no puedo permitirme el lujo de venirme abajo, ni siquiera de sentirme desgraciada por las cosas que me han pasado…
- Ya ves, y yo toda la mañana preocupada por que mi vida es un mecanismo… bastante que tengo vida ¿no?...
-Eso es, agradecidas tenemos que estar de estar vivas, que ya es algo… Yo me caso el sábado. Y en octubre me voy a La Habana a conocer a la familia de mi marido.
-¡Que tengas muchas suerte, a ver si la vida comienza a sonreírte!

Carmen bajó del autobús y quedó a Sonia mucho peor de lo que ya estaba. La sensación de sentirse una máquina no le abandonaba, pero se sentía egoísta cada vez que lo pensaba… Llegó a una conclusión muy drástica, mañana podía tener un accidente y terminar con ella. Terminaría su vida que ahora sentía tan vacía. Acabaría todo como si no hubiese hecho nada, tenía que cambiar eso…