El chico del verano pasado había desaparecido. Seguía aquí, entre nosotros, cubriendo su faz enrabietada con mil morisquetas que disimulaban aquel desatino. El desatino de aquella noche, el vaivén del resto de los días… Le consumía el letargo y no dejaba que nadie le levantara la voz… apretó las muelas, las apretó para siempre, nada le hizo nunca más daño que la ilealtad de los que creía leales… Nunca sufrió tanto. Mil heridas adornaron su cara, su cuerpo entero, pero ninguna le dolía tanto como la ilealtad. El chico de los ojos grandes empezó a callarse, desde que la conoció…
La conoció en aquel sitio de mala folla bailando reggaetón como si le fuera la vida en ello…
Aquel joven ..II
Publicado por Achiperre en 12:08
Etiquetas: cosas... por terminar...
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6 comentarios:
Chiquilla, cada verano un baile distinto. Con ese pelo rizado al viento, disfruta. Y si, la deslealtad es un navajazo a sangre fría, duele y en ocasiones mata. Besos
Todos hemos sido ese chico en algún momento. De tanto apretar la mandíbula el dolor de muelas se hace insoportable y aprendes que es mejor relajarla... aunque de vez en cuando te sigan doliendo las muelas
Marta: PUes sí, cada vez uno distinto... y cada unos cuantos...recordatorio de entonces ja ja... ¡cómo jode! la verdad es que sí...
Marisabidilla: ¿es mejor relajarla? tendremos que contarle algo a este pobre chaval para que relaje...
oye, tu quieres de verdad bañarte en una piscina pública? ja ja ja
besos guapas!
ay que recuerdos...
ay dios, el reggaeton,que me pongo mala de enferma, solo de recordarlo...tres veranos creo q estuvimos con el dichoso reggaeton a vueltas....
no hay nada peor q un desengaño, verdad?...
besitos.
Que daño han hecho las canciones de verano por dios...
Besicos
Una historia cotidiana dibujada con las palabras precisas, como siempre, en una atmósfera mágica. Sigo disfrutando con tus textos, que me hacen soñar. Un besazo
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